La joven de cabellos dorados y piel pálida se perdía en la distancia con una mirada ausente. Sus ojos, espejos de un pasado lejano, reflejaban una nostalgia inefable. Vestía un delicado vestido blanco de encajes, cuya elegancia contrastaba con su aura melancólica. El suave vaivén de las flores rosadas en el fondo, como susurros en el viento, envolvía el escenario con una fragancia etérea. Parecía estar atrapada en un sueño suspendido, un lienzo de emociones sin palabras. ¿Qué secretos ocultaba su silencio? ¿Qué historias guardaba entre los pliegues de aquel vestido de encaje? Solo ella y el tiempo lo sabían.
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