En el lienzo digital de la imaginación, una joven de cabello rubio se alza como una diosa de la primavera. Su vestido blanco de gasa fluye como cascadas etéreas, adornado con delicadas flores azules en sus hombros, evocando la fragancia de un jardín nocturno. Ella resplandece en contraste con un fondo en tonos oscuros, donde solitarias flores azules emergen como destellos de pasión en la noche estrellada. La inteligencia artificial ha tejido este retrato, capturando su esencia romántica en un ballet de luces y sombras, donde la belleza se encuentra en la unión de lo etéreo y lo apasionado, un poema visual de amor.
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