En la rutina de una oficina, donde todo parece predecible, Laura, una dedicada secretaria, comienza a notar pequeños gestos que transforman sus días. Su jefe, Alejandro, es un hombre serio y concentrado, pero en su trato con ella hay una sutileza que la hace sentir especial. No hay palabras directas, solo miradas prolongadas, gestos discretos y una conexión que parece crecer en cada encuentro.
Los días transcurren entre llamadas, documentos y reuniones, pero Laura no puede evitar sentirse más consciente de la presencia de Alejandro. A veces, sus miradas se encuentran en medio de la oficina, o él se detiene un segundo más de lo necesario cuando le entrega un informe. Son detalles mínimos, casi imperceptibles, pero para ella lo dicen todo.
Un día, tras una jornada agotadora, Laura se queda en la oficina terminando pendientes. La luz del atardecer inunda el espacio cuando Alejandro se acerca a su escritorio. No dice nada, pero sus ojos reflejan algo distinto, algo que confirma lo que Laura ha sentido todo este tiempo. En un gesto inesperado, él la abraza.
Sin palabras, sin explicaciones, ese instante lo cambia todo. Laura cierra los ojos y deja que su corazón hable por ella. A partir de ese día, la rutina sigue, pero el amor ha encontrado su camino.
🌿💖 Una historia sobre cómo los sentimientos pueden florecer en silencio, incluso en el lugar más inesperado.
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